Antes de llegar al diseño gráfico, pasé por distintas etapas creativas siempre ligadas a lo visual y al detalle.

Durante varios años trabajé restaurando muebles, impartiendo cursos de pintura decorativa y como maquilladora profesional; tres disciplinas distintas, pero con algo en común: transformar, resaltar la belleza de lo existente y contar una historia a través del color, la forma y la sensibilidad estética.

Con el tiempo, y buscando un mejor equilibrio entre mi vida personal y profesional, encontré en el diseño gráfico la profesión que realmente me apasiona, integrando todas mis experiencias anteriores para crear soluciones visuales que comunican con claridad y eficacia, aportando creatividad, coherencia y un enfoque centrado en las necesidades de cada proyecto.

Desde hace más de nueve años trabajo de forma independiente, colaborando estrechamente con pequeñas marcas y emprendedores para dar forma a su identidad visual, hacer más visible su propuesta y ayudarles a conectar con su público de forma auténtica y significativa.

Mi trayectoria en todos esos ámbitos me ha enseñado a escuchar con atención a mis clientes y a entender las necesidades reales de cada proyecto, cualidades que aplico en cada diseño para que refleje genuinamente la personalidad y esencia de quien lo encarga.